martes, 2 de agosto de 2011

Semana

El Mono se fué de vacaciones una semana. El resultado fue de doble alegría. Por un lado extrañé mucho, me encontré enamoradísima, con una felicidad muy genuina por su semana con amigos, imaginándolo en el campo, un poco puesto, rebosante de asado y cabalgatas y no pude parar de sonreír.
Por otro lado compré plantas con Michu, mi compañera de casa, tuvimos un día de vivero lindísimo, navegué blogs de decoración, encaré algunos proyectos de home improvement, moví los muebles de lugar, salí con amigas, probé una caipirinha de maracuyá riquísima y empecé el gimnasio. Por momentos pensando en qué bueno va a ser mostrarle a mi amor la nueva disposición de mi cuarto y en cuánto más atractiva me vuelvo cuando estoy contenta con mi entorno, con mi trabajo y conmigo.
Pero ese pensar en él estuvo lejos de ser constante, hablamos por teléfono varias veces, un poco para decir buenas noches, te amo, pero no nos contamos demasiados detalles y eso es buenísimo.
Creo que nunca extrañé a nadie de esa forma, feliz y segura, sin rastros de la fantasía de pérdida que trae a veces la distancia. Mi amor estaba lejos de mis ojos y mis manos pero volvería, no pensé en el día, no armé agendas alrededor de su llegada. Los días separados fueron aprovechados.
Esta noche vuelve. Tengo listo un plan y tenemos muchas cosas para contarnos. Mi novio no es mi mejor amigo, es mi novio, el pecho al que quiero volver a recostarme cuando esté cansada de pasar todo el día conmigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario