lunes, 8 de agosto de 2011

¿Lo digo o no lo digo?

Cuando voy saliendo del subte  a veces veo gente corriendo por las escaleras para tomar el tren, sabiendo yo que no llegarán porque me acabo de bajar de ese subte y no hay forma, me siento muy tentada de decirles “no se apuren que igual ese tren ya se fue,” pero no lo hago.
Uno se acostumbra al tortazo después de algunas buenas ondas, seguramente uno mismo dio algún tortazo que nunca reconocerá, y no dan más ganas de exponerse, y así sigue el círculo.
Pequeños códigos sociales que están tan incrustados en nuestro hipotálamo que no podemos cambiarlos, aunque mejoraran nuestras relaciones, calidad de vida y la gente chata tratándote de loca, y uno dice ma’si corré el tren.
Otro ejemplo es el colectivo. Los asientos acaban de llenarse y sube la primera persona que quedará de pie. Elige pararse agarrada de un asiento X, sigue subiendo gente y esta persona queda condenada a sentarse sólo si se baja quien está en la silla de la que ella se toma.
Yo creo que da para que esa persona pregunte al subir (antes de que se llene de gente de pie) “¿quién se baja pronto??? “ porque después se sube cualquiera y se sienta y no vale.
Pero bueno, se conoce el veredicto, “se subió al bondi una loca, una haragana que no se podía quedar parada 40 cuadritas”.

3 comentarios:

  1. realmente, lo loco es ¿por qué no lo hacemos? o ¿por qué no da?

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  2. Mientras escribía el post pensaba: soy una tilinga. Pero la verdad es que nadie dice nada en esas situaciones. Yo creo que da y cada tanto me mando alguna, pero te tenés que fumar las caritas, y a veces no tenemos ganas. no?

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  3. y si...
    lo que no entiendo es porqué las caritas?? (hace mil años que no voy a capital, tal vez ya ni me acuerdo mucho de esas situaciones de subte, sé que es todo muy impersonal...por decirlo así...nunca un hola o un chau..y eso es lo que no termino de entender, esa onda general

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