El fin de semana de las elecciones primarias fui a votar a Mar del
Plata.
Hace siete años y medio que vivo en CABA pero no hice nunca el
cambio de domicilio.
Excusa para volver.
Además me convenzo de que algún día voy a aprender a manejar, y
por ahora es un poco más amigable sacar el registro en la feliz.
Mamá nos recibió con alfombras, mantas y bufandas hechas a mano
con distintas técnicas para llevar a nuestras casas.
Una maravilla de madre.
Ir terminando de criar le ha dado el tiempo para enterarse de que
tenía talentos y hobbies ocultos.
No sé si ya conté lo que le dijo a mi amigo Diego cuando se lo
encontró por las calles de Gualeguay: “acá ando, con el nido vacío… pero lo
lleno de boludeces!”
Se acordaba de cómo tejer crochet por lo aprendido en sus clases
de manualidades en la escuela. La memoria vieja de los dedos sigue ahí, había
que llamarla poniendo manos a la obra!
Y me hizo muy feliz verla tan copada con su vida, la quiero hasta
el cielo a mi mamá.
Estos son los resultados de algunas de sus fabricaciones:
Además de que mi mamá es una diosa, quedé pensando en cuán amadas
son las cosas cuando sabemos de donde vienen.