martes, 23 de agosto de 2011

Cada cosa en su lugar

Me cuesta mucho mantener el orden de mi habitación. Bastante más fácil es desordenarlo, claro.
Soy más cuidadosa con el resto de la casa, pero rápidamente mi cuarto pasa de ser “que lindo que lindo como te dejé todo decoradito y ahora te disfruto mucho” a “sí, tirá la campera en el depósito, arriba de toda la pila de ropa, cuidado con el gato que está durmiendo debajo de todo eso”.
Para mí un dormitorio ordenado es sinónimo de una vida más ordenada, cuando veo gente que se levanta y deja su cuarto placentero para volver a dormir a la noche no me pasa desapercibido, pero no me sale!
Entre estar de noche en el living escuchando un disco, charlando con alguien, tomando un trago rico, a la mañana desayunando, durmiendo un ratito más versus estar haciendo la cama… siempre tengo otras prioridades.

jueves, 18 de agosto de 2011

Dime que me amas

Ahora de grande mi mamá está diciendo mucho “Te amo”.
Me parece adorable, me encanta me encanta, pero aun no me acostumbro. Creo que Carmen lo usa más.
Me criaron diciendo te quiero.
Te quiero, te amo, te adoro. Son ni más ni menos que las palabras que usamos para expresar los sentimientos más fuertes (de la góndola de los positivos, si busca sentimientos negativos vaya a la del fondo) y no son tan fáciles de modificar como palabras de otras secciones de nuestro vocabulario.
No pasan con la moda, no las modificamos para acceder a la tribu del momento.
¿La rosa sería rosa si llevara otro nombre?
No me es tan fácil, me suena pegotosísimo decirle te amo a mi familia, a mis amigas.
Pero si están leyendo… Les amo!

lunes, 15 de agosto de 2011

Pasto

El fin de semana pasado nos fuimos con el Monkey a Tigre, a la casa de Gary en el delta, Caraguatá al 800.
A la flauta que vale la pena estar viva.
¿Y si me vengo a vivir a un lugar así?
¿Me la banco? ¿Cómo se hace?
No Inés, si sos más citadina que las palomas.
¡Pero a mi me gustaba vivir más cerca del verde!
Si hasta te cuesta cuidar las plantas en tu departamento, y no te bancás ni tomarte un bondi a las 2am, ¿te vas a aguantar que se te pase la lancha colectiva y quedar barada?
Bueno, pero hay que vivir sin correr ahí, hay que buscar una actividad que acompañe.
Pero a mi me gusta hacer cine… Podría tomar algunos proyectos y criar patos también, por qué no?

Vuelvo a la ciudad. Dos días no fueron suficientes para responderme. Un poco de smog, bares, amigos, y el verde será posibilidad en otra visita, aunque sigo sintiendo la savia correr.  

viernes, 12 de agosto de 2011

Ningún bagre

Hace unos días fuimos Michelle, el Mono y yo a pasear por el barrio chino.
Un domingo frío pero soleado, la clave era elegir la vereda que brillara.
Entramos a varios negocios donde venden una mezcla pareja de chucherías y tesoros.
Llegamos a la zona con la idea de comprar lucecitas de navidad blancas para armar un artefacto en el living y para mi cuarto que estaba pasando por un lindo período de redecoración (ahora es Kosovo), y las encontramos! Siendo el mes de julio no fue fácil, pero se pudo.
El Mono se empezó a poner un poco impaciente en el segundo local, pero el tour recién empezaba así que se la tuvo que bancar.
Cortamos para almorzar en uno de los varios puestos a la calle donde venden frituras. FRITURAS. Pero la verdad que estaba todo riquísimo, se notaba que el aceite estaba limpio y la manufactura era a la vista.
Probamos muchas variedades, entre ellas langostino, calabaza y tempura. Tomamos té rojo frío y jugo de maracuyá. Compré una galletita de la fortuna que decía ni más ni menos que “disfrutarás más de los buenos momentos si los compartes”, y tuve que repartir abrazos y besos.
Seguimos paseando y ya con nuestras lucecitas, farolitos  y una bella muñequita china nos fuimos acercando al auto.
En el camino no pude resistir comprar este helado para compartir. 
Es de poroto aduki (poroto colorado), vainilla y está cubierto con una galletita muy parecida a la masa de los vasitos de heladería. Tan coreano.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Luxi

Empecé terapia hace 4 meses.
Hasta ahora los momentos en que sentí la necesidad de ver a un psicólogo siempre me encontré en medio de alguna crisis, que solía estar acompañada por falta de dinero (o ser causada por la misma) y la falta de recursos me detenía. Cuando esa crisis económica se solucionaba, no iba porque ya no sentía necesitarlo y no tenía tiempo por estar en medio de una película o proyecto freelo consumidor de tiempo similar.
Y así seguía el ciclo.
Cuando comencé a trabajar donde estoy ahora, con una rutina más clara, con horarios y fines de semana, decidí empezar bajo la bandera de “Ahora estoy bien. Haré terapia para que siga siendo así”.
Y por ahora funciona.
Mi terapeuta es un señor panzón de 60 años, amoroso y abierto con el que comparto las cosas, en general bastante buenas, que me están pasando y me ayuda a atravesar las decisiones que tomo con seguridad y a comprender el lugar que estoy ocupando en mis ámbitos y en mi linea de tiempo.
Debo admitir sentir un poco de fiaca en entrar en los temas más densos, menos alegres y con soluciones (de tenerlas o necesitarlas) mucho más lejanas en tiempo y en trabajo.
A veces mientras voy de camino en el 39  pienso que es al divino botón, que no tengo nada de que hablar. Pero cuando llego al diván (que cliché, I know) las palabras me sorprenden, me encuentro habiendo reflexionado sobre temas inesperados, incluso creyendo no haber reparado en ellos, y abandono el consultorio con la cabeza llena de ideas y resoluciones, envalentonada o llorando, pero ya sin angustia.
A los concejos de mi madre y mi madrina no hay con qué darles, pero ahora también lo tengo a Luxi y sus charlas semanales.

lunes, 8 de agosto de 2011

¿Lo digo o no lo digo?

Cuando voy saliendo del subte  a veces veo gente corriendo por las escaleras para tomar el tren, sabiendo yo que no llegarán porque me acabo de bajar de ese subte y no hay forma, me siento muy tentada de decirles “no se apuren que igual ese tren ya se fue,” pero no lo hago.
Uno se acostumbra al tortazo después de algunas buenas ondas, seguramente uno mismo dio algún tortazo que nunca reconocerá, y no dan más ganas de exponerse, y así sigue el círculo.
Pequeños códigos sociales que están tan incrustados en nuestro hipotálamo que no podemos cambiarlos, aunque mejoraran nuestras relaciones, calidad de vida y la gente chata tratándote de loca, y uno dice ma’si corré el tren.
Otro ejemplo es el colectivo. Los asientos acaban de llenarse y sube la primera persona que quedará de pie. Elige pararse agarrada de un asiento X, sigue subiendo gente y esta persona queda condenada a sentarse sólo si se baja quien está en la silla de la que ella se toma.
Yo creo que da para que esa persona pregunte al subir (antes de que se llene de gente de pie) “¿quién se baja pronto??? “ porque después se sube cualquiera y se sienta y no vale.
Pero bueno, se conoce el veredicto, “se subió al bondi una loca, una haragana que no se podía quedar parada 40 cuadritas”.

viernes, 5 de agosto de 2011

Qué pretende Usted de mi?

Un tiempo salí con un chico que me volvía loca. Y no loca estilo "ay ay, no puedo parar de pensar en vos". 
No era todo el tiempo, ni eran tantas las razones pero tenía una costumbre que me sacaba de quicio y no logramos extirparla.
La siguiente charla pueden aplicarla a cualquier plan, comida, mi casa/tu casa, método de transporte, etc.

Yo: Qué tenés ganas de hacer?
Él: Ver esta peli.
Yo: Dale, me copo.
Él: Estás segura? Podemos ver esta otra también si te gusta.
Yo: No, no. Me gusta la primera, vamos con esa.
Él: Pero… no dale, veamos esta que seguramente te gusta más.
Yo: No, vamos con la primera que elegiste que te tentó.
Él: Bueno, si querés no vemos peli, podemos hacer otra cosa…

Y así podía ser eterno hasta que yo le gritaba BASTAAAAA. Ahora ni sé qué tenés ganas de hacer vos, si te vas a embolar con el plan y yo ya no tengo ganas de nada. Ganaste.

Él: No pero…

Tremendo.

jueves, 4 de agosto de 2011

Restos diurnos

Ayer a la mañana Oliverio salió como todos los días a la terraza, a pasear por los techos en esas aventuras a las que nunca me invita.
Pasado todo el día y llegada la noche aun no había vuelto. Raro, pero no muy preocupante.
Nos acostamos.
A las 6 de la mañana, dormidísima, me despiertan los maullidos locos de Oliverio desde la calle, a donde nunca va. No se sabe cómo llega ahí, pero no puede volver a entrar. Salté de la cama como desenfrenada, me calcé una robe de toalla y bajé las escaleras corriendo para rescatar al michino.
Ahora lo loco de todo esto es que mi habitación está lejos de la calle, no llega ni el sonido de los bondis pasando por el frente, todas las puertas estaban cerradas y las persianas bajas.
Y yo me desperté al grito de ESE ES OLIVERIO.
En fin...
La secuencia siguió con Carmen que se había quedado a dormir, pero debía abrirle la puerta para que saliera a las 7.30 am.
Y continúa con el taller mecánico que está en la planta baja, que abre sus puertas y arranca con los martillazos a las 8.
Normalmente no me molesta porque tengo el sueño pesadísimo (otro dato a tener en cuenta durante la escena “loca de los gatos / mi bebé mi bebé" que tuve a las 6am) pero hoy, después de tanto despertarme, quedé en duermevela y elaboré un sueño en el que la trompa de un Scania rojo que estaban reparando en el taller, terminaba incrustado en la cocina.
Y yo les pedía a los pibes por favor que se coparan y empezaran a trabajar un poquito más tarde, que no daba tener el camión ahí tan temprano.

¿Quién es el jefe?

Quiero dejar de tener jefe. No tiene que ser ahora, puede pasar un tiempo, y la verdad es que estoy bastante conforme con los jefes (2) que tengo en el presente.
El otro día por ejemplo uno de ellos vino a una fiesta a la que lo invité y estuvo bueno, son jóvenes y macanudos.
Pero no es el tema: No quiero tener más jefe. Tampoco quiero escalar en una corporación y aguantar jefes 20 años para luego tomar yo el lugar de jefa. Quiero autonomía.
Será posible?!
Además me da más miedo la inestabilidad de que alguien se cruce y me echen que bancar un emprendimiento y sus avatares. (Control freak, i know)

miércoles, 3 de agosto de 2011

Qué DIVER.

Pasa que soy muy lúdica. Suelo inventar algún jueguito donde competir conmigo misma o con algún azar, para aplicar a tareas tediosas, y que se vuelvan más agradables.
Por ejemplo: Cuando lavo los platos yo mojo todo, mojo esponja, aplico detergente, cierro canilla, lavo todo lo que puedo con ese jabón en seco y luego enjuago. Eso es para ahorrar agua. Pero a veces juego a que no se termine de ir el agua mientras la canilla está cerrada. El juego consiste en ser honesta de no abrir la canilla para remojar la esponja o enjuagar nada hasta que no sea necesario, pero no dejar que el agua que tengo entre platito, tacita, pileta, etc. se escurra hasta ese momento. Todo medido por el poder de oído escuchando chorrito por rejilla.
No sé si se entiende bien, es una carrera con el agua que me inventé hace añares, ya lo hago sin pensar. Y la lavada de platos se me hace mucho más amena.
Bueno, ahora tengo una tarea tediosísima: bajar unos cuantos kilos.
Lo de “unos cuantos” viene a cuento de que le huyo a las balanzas desde hace meses, pero sé que  mi cuerpo no está ni cerca de OK, que ya cambié talle de algunas cosas, que hay ropa que no me entra y que no compro nueva para no resignarme a que esta panza es mía. Conocemos el cuento.
Entonces me voy a comprar una balanza.
Con mi aguinaldo me voy a comprar una fukin’ balanza y me voy a ir pesando y tomando nota y lo voy a volver un juego de alguna manera porque es la única que se me ocurre.
Gimnasio suma puntos, ensalada suma puntos, lemon pie baja puntos, algo así.
Después les cuento.

Say my name

Mi apodo surgió durante un laburo. Un señor que coqueteaba a veces conmigo me apodó Puca (por el dibujito, por que “parecés un animé”) Y aparentemente va. Porque aunque durante un tiempo no pegó mucho, un día una testigo de ese bautismo lo comentó ante otro grupo de personas entre las cuales estaba mi actual Mono que lo adoptó como propio, y ahora me resulta extraño pensar que no fuera él quien tuvo la idea. Todo el período de flirteo con quien luego sería mi renovio, PUCA era la clave.
Lo del apodo me gusta, siempre quise tener uno y nunca prendió ninguno.
Es algo que no se fuerza, que sale de los amigos y siempre tuve un poco de envidia por no tener mi apodo entre los míos. Porque lo asocio con un lugar de amor y confianza, un segundo nombre que es asignado cuando tu personalidad y tus gestos ya están cocinados.
Hay algunas excusas: Que tengo un nombre corto y no surge la necesidad de reemplazarlo, en el trabajo es que me mantengo seria mucho tiempo antes de entrar en confianza (soy la última en recibir diminutivos o apócopes).
Pero para mi es claro: Los grupos de amigos con más amor que encontré tienen un sobrenombre para cada integrante. Sasí.
Amo mi nombre, pero ahora nuevos amigos, familia política y a veces hasta mi mamá me dicen Puca, Puc, Puquita, Puquits, Pucs… y me encanta.

martes, 2 de agosto de 2011

Representin

Definir la estética del Blog toma un rato (aunque el trámite es mucho más friendly que hace unos años).
Es divertido hacerlo y encontrar cuál es el mejor contexto para escribir.
Que no sea invasivo, tiene que dejarte leer sin cansar los ojos, y que te represente.
Igual creo que en lo de la representación no hay que detenerse demasiado. Lo que representa viene a ocupar el lugar de otra cosa, a reemplazarlo, y yo no soy una única estética y no creo estar muy de acuerdo con que la que elegí sea definitiva.
Fondo representante, no te elegí para siempre, pero quizá ganás la reelección.
Sobre la representación hay un video muy interesante de Rafael Spregelburd en TEDx que vino a mi memoria ahora:



Semana

El Mono se fué de vacaciones una semana. El resultado fue de doble alegría. Por un lado extrañé mucho, me encontré enamoradísima, con una felicidad muy genuina por su semana con amigos, imaginándolo en el campo, un poco puesto, rebosante de asado y cabalgatas y no pude parar de sonreír.
Por otro lado compré plantas con Michu, mi compañera de casa, tuvimos un día de vivero lindísimo, navegué blogs de decoración, encaré algunos proyectos de home improvement, moví los muebles de lugar, salí con amigas, probé una caipirinha de maracuyá riquísima y empecé el gimnasio. Por momentos pensando en qué bueno va a ser mostrarle a mi amor la nueva disposición de mi cuarto y en cuánto más atractiva me vuelvo cuando estoy contenta con mi entorno, con mi trabajo y conmigo.
Pero ese pensar en él estuvo lejos de ser constante, hablamos por teléfono varias veces, un poco para decir buenas noches, te amo, pero no nos contamos demasiados detalles y eso es buenísimo.
Creo que nunca extrañé a nadie de esa forma, feliz y segura, sin rastros de la fantasía de pérdida que trae a veces la distancia. Mi amor estaba lejos de mis ojos y mis manos pero volvería, no pensé en el día, no armé agendas alrededor de su llegada. Los días separados fueron aprovechados.
Esta noche vuelve. Tengo listo un plan y tenemos muchas cosas para contarnos. Mi novio no es mi mejor amigo, es mi novio, el pecho al que quiero volver a recostarme cuando esté cansada de pasar todo el día conmigo.

lunes, 1 de agosto de 2011

Pero por qué??!


De movida no tengo una razón especial para arrancar el Blog, y algunos dirían que eso lo condena a una muerte pronta y silenciosa.
Pero voy a intentar bocetar algunas:
Como buena mujer habitante del mundo presente, no paro de pensar un minuto. Además hablo hasta por los codos (dije ADEMÁS, esta no es una característica que asocio a la mujer habitante del mundo presnte. Misóginos abstenerse). Tengo que cuidarme de no quemarle el coco a la gente que me rodea:
En el trabajo, hay que censurarse con algunas opiniones porque no sabemos cómo viene la mano, y el jefe más copado en el laburo más creativo, puede preferir a los empleados más idiotas.
En la pareja, no hace falta mucha explicación. Diálogo y comunicación no es sinónimo de quiero escuchar cada esbozo de idea que retumba en tu cráneo. (Me encontré varias veces recién subida a su auto monologando sin respirar. Not good.)
Y los amigos, algunos los tengo lejos, así que pueden leer mi blog!
Además es el primer día del mes, tiene algo de "el lunes empiezo..."
Razones suficientes para empezar a mandar notas, retazos de ideas, al cosmos.